Realización de la vacuidad
“Lo que sea que aparezca, es tu propia mente.
Tu mente desde el principio ha estado libre de extremos fabricados.
Entendiendo esto, no aferrarse a conceptos de objeto o sujeto,
es la práctica de los hijos de los Victoriosos.”
En nuestra mente existen muchos pensamientos buenos y malos. Los pensamientos buenos son la mente del bodhicitta; los malos son la ignorancia y las aflicciones mentales. Pero ambos son solo pensamientos. En el Samsara surgen muchas apariencias, como la ropa, la comida y los objetos de los cinco sentidos. Cuando observamos estos placeres samsáricos y desarrollamos pensamientos de apego hacia los objetos, querremos poseer todos estos elementos. ¿Quiere nuestra mente estos objetos? No, es porque tenemos un cuerpo y este cuerpo necesita ropa y comida. En cuanto a nuestra mente, no necesita nada.
Todo lo que aparece como bueno o malo se origina en nuestra mente. ¿Cuál es la verdadera naturaleza de nuestra mente? La verdadera naturaleza de nuestra mente es vacua, carente de cualquier cosa. Habrá pensamientos buenos y malos que aparezcan en nuestra mente, pero si dejamos pasar estos pensamientos, aparecerá nuestra verdadera naturaleza y surgirá la vacuidad. Todas estas apariencias buenas o malas desaparecerán. ¡En ese momento, tu mente estará llena de alegría! Si puedes practicar de esta manera, habrás alcanzado la etapa donde no hay sufrimiento ni felicidad.
Por ejemplo, cuando ves una flor y piensas ¡qué bonita es esta flor! En ese momento tu mente desarrolla un pensamiento de apego. Esta también es la razón del sufrimiento. Cuando observas la flor y te apegas a su belleza, pero esta belleza solo existe en tu mente, de hecho, carece de sustancia. Cuando vemos esta flor y reconocemos que es muy hermosa; ¿realmente existe la cualidad de la belleza en esta flor? En realidad, la percepción de la belleza solo existe en nuestra mente. Si pudiéramos eliminar esta cualidad de juicio de nuestra mente, ¿no sería maravilloso?
Es debido a esta cualidad de juicio en nuestra mente que se generan tantos pensamientos contradictorios y nos causa tanto sufrimiento. Por ejemplo, cuando hay una muerte en la familia, pensamos “¡Oh! Era mi padre o mi madre. Hemos vivido juntos durante tantos años. Recordando los momentos que hemos compartido. El dolor y el sufrimiento en nuestra mente entonces nacen. Pero si lo examinas detenidamente, es natural. Cada vida es así; por lo tanto, no necesitas pensarlo tanto.
¿Entonces no desaparecerían tu dolor y sufrimiento?