Habituación sobre la vacuidad de los pensamientos y emociones
Debemos habituarnos a todo lo que hacemos. Entendemos [las cosas intelectualemente], pero esta comprensión debe habituarse en todas las actividades.
Esto [también] significa que nos habituamos a reconocer todos los pensamientos que surgen en la mente, y al reconocerlos, podemos dejarlos ir, de modo que se convierten en vacuidad. Los sentimientos de los pensamientos desaparecen.
Por ejemplo, cuando te enojas un poco, pero luego lo reconoces de inmediato, entonces, al reconocerlo, no lo sigues, por lo que ese sentimiento de enojo desaparece. Es como un bloque de hielo derritiéndose. Más tarde, cuando te hayas habituado a esto en todas las cosas diversas que haces, también podrás superar emociones más intensas que surjan. De lo que eso depende es de tu propia diligencia; solo si practicas de manera continua aumentará tu sabiduría y conciencia. Se dice que debes aumentar la pequeña chispa de la atención plena una y otra vez, de modo que se convierta en un gran fuego.
Al principio, tu atención plena es como una chispa; es muy débil. Pero gradualmente, a medida que reconoces tus pensamientos, uno tras otro, uno por uno, crece; cuanto más pensamientos reconoces y dejas ir, más fuerte se vuelve. Al final, se convierte en un fuego ardiente, y cuanto más leña le arrojas, más fuerte se vuelve. Lo que hace que el fuego crezca fuerte son la atención plena y la compasión.